viernes, 20 de marzo de 2015

BUSCAR EL ORO NEGRO

El petróleo se formo hace cientos de millones de años en el fondo del océano a partir del  plancton muerto. Cubiertos por espesas capas de lodo y de arena, estos desechos se han podrido y, bajo la acción de la temperatura y de presión, se han trasformado en petróleo o en gas.

Es en 1947 cuando se empieza a buscar hidrocarburos (petróleo y gas)  bajo el mar. La mayoría de los yacimientos están situados en las mesas continentales, donde la capa de sedimentos alcanza varios kilómetros. Los de Texas, Venezuela, el golfo Pérsico y el mar del norte son los más importantes. Contienen tanto petróleo como gas, y a veces ambas cosas. Gas y petróleo son extraídos de la misma manera. Para encontrar los mejores yacimientos, los especialistas sondean las rocas con la ayuda de pozos de reconocimiento y calculan la importancia del yacimiento. De cada 100 pozos perforados, solo dos o tres son realmente productivos. El buque Glomar Challenger ha sido de prospección, hasta 1740 metros al norte de España. Pero este tipo de barcos es muy caro y pocos países pueden permitirse el lujo de tenerlo.

Una vez que se a localizado un yacimiento, se sustituye la plataforma de exploración por una plataforma de producción permanente que se fija al fondo. Se trata de una verdadera ciudad sobre el mar. Es abastecido por helicópteros o barcos de abastecimiento y tiene una zona de aterrizaje, grúas, talleres de trabajo, pero también, un cine, viviendas etc. En efecto,  hay unos cien hombre que trabajan aquí aislado del mundo durante varias semanas.


Al comienzo de la explotación submarina, se perforaba bajo unos cien metros de profundidad. Ahora, se puede perforar a más de 2000 metros de profundidad y taladrar en los fondos oceánicos unos agujeros de 5000 metros. Se utiliza el trépano, un instrumento muy sólido cuyos dientes, de diamante o de acero, perforan foca dando vueltas. Se inyecta entonces un lodo en la perforación para evitar el recalentamiento. En el momento de la explotación, cada uno de los faros es coronado por un conjunto de compuertas al que llaman árbol de Navidad. El gas y el petróleo se hacen subir a la plataforma-reserva, después se separan del agua y de las partículas solidas, y a continuación son llevados a su destino por barco o con la ayuda de largas tuberías llamadas oleoductos para el gas.



La seguridad en las plataformas es la mayor preocupación de los ingenieros. Estas enormes estructuras de hormigón y de acero, cuyo peso puede centuplicar el de la Torre Eiffel, a los tsunamis y a cualquier imprevisto que surja. Tienen que ser capaces de afrontar unas olas de más de 30m alto y unos vientos de más de 160km/h. A fin  de evitar que los barcos choquen con ella en plena niebla, tienen que estar bien señalizados. A pesar de todo, pueden producirse accidentes con consecuencia casi siempre dramáticas.

Así, por ejemplo, la plataforma Alexander Kielland, que se viro abajo en 1980 en el mar del Norte, provoco la muerte de 123 empleados.
EL HOMBRE UNA AMENAZA PARA EL MEDIO AMBIENTE

Aunque la contaminación no se note en seguida, a la larga tiene graves consecuencias sobre la naturaleza. El océano no elimina todos los restos, almacena una gran cantidad de ellos.
Los abonos, pesticidas e insecticidas penetran en los suelos y se mezclan con las aguas dulces de los arroyos y de los ríos que desembocan en el mar. El más toxico es el DDT, compuesto organoclorado principal de los insecticidas, que a partir de 1970 ha sido prohibido en los países desarrollados. Se propaga a través de la cadena alimenticia, y el hombre, al comer pescado, puede ser intoxicado.


 Los elementos contenidos en los abonos y en el cieno, mezcla de orina y excrementos, pueden provocar la multiplicación de ciertas algas, que consumen todo el oxigeno del océano e impiden la vida. Peces y moluscos mueren asfixiados. Algunas de estas algas producen entonces una espuma que cubre el mar.


La industria representa asimismo un peligro real para los océanos: millones de fábricas arrojan cantidades de ácidos, de metales (zinc, plomo), de hidrocarburos y de colorantes que luego se encuentran en los mares.
Desde hace muchos años, se han tomado medidas a nivel mundial para proteger el océano. Así, por ejemplo, ya no se puede echar los desperdicios nucleares al fondo de los océanos, y algunas pinturas de barcos consideradas tóxicas están prohibidas. Pero estas medidas no siempre son respetadas.

Cada verano, 100 millones de turistas invaden las costas mediterráneas. Para acogerlos, se han construido instalaciones, y se han derramado millones de toneladas de hormigón. El hormigón derramado en las costas modifica las corrientes del litoral y el movimiento de los fondos, lo cual tiene graves consecuencias sobre la fauna y la flora. En las costas, los turistas pisotean y destruyen la vegetación que consolida las dunas. Muchas veces, las playas, tras las vacaciones, parecen vertederos. Cada veraneante deja alrededor de 1 kilogramo de desperdicios al día, lo cual representa al final del verano una enorme cantidad de basura. La mayoría de estos desechos se acumulan y contaminan los fondos marinos. Muchos son arrastrados por las olas y vuelven a ser llevados por corrientes a la orilla.



En los países ricos, las estaciones de depuración son todavía insuficientes, en los países pobres no existen. Por eso, una gran parte de las cloacas acaban directamente en las aguas de los océanos. También estamos echando continuamente a la atmósfera el plomo que contiene la gasolina de los coches. Este plomo vuelve a caer al suelo y acaba en los océanos.


                                                                                  
EL PELIGRO NEGRO Y LAS TRAMPAS MORTALES

El 90% de las mareas se deben a los accidentes de los petroleros que navegan por los océanos. El 10% restante es el resultado de las catástrofes que se producen en las plataformas petrolíferas.
Cuando se produce una marea negra, una delgada capa de petróleo en contacto con la atmósfera se evapora fácilmente. Esta evaporación es aún más rápida si las temperaturas son elevadas. Queda, sin embargo, petróleo que se mezcla con el agua del mar bajo el efecto de las olas y que forma una materia viscosa llamada crema de chocolate. El petróleo depositado en los fondos marinos puede volver a subir años después del accidente.


El petróleo forma una película que cubre enteramente la superficie del mar. Sin aire ni luz, muere el plancton, con todos los animales que se alimentan de él. En la superficie, las aves quedan atrapadas. En las playas, la crema de chocolate asfixia la fauna de la arena. La marea negra puede impedir todo tipo de pesca en la región afectada. Sólo muchos años después, empiezan a disminuir los afectos de la contaminación.


Se han dado varios desgraciados ejemplos, así como, en 1978, en Amoco Cádiz derramó 230.000 toneladas de petróleo en las costas de Bretaña y provocó una terrible contaminación. En 1989, el petrolero Exxon Valdez, con sus 40.000 toneladas de petróleo, mató a millares de animales, particularmente mamíferos marinos. En 1991, durante la guerra de Irán e Irak, las refinerías de petróleo de Kuwait, bombardeadas, derramaron millares de toneladas de petróleo.

Al mismo tiempo, existen las trampas mortales en el mar que perjudican mucho a sus animales, así como los atunes, sardinas, cangrejos…
La pesca, día a día más perfeccionada e intensiva, tiene graves consecuencias sobre la fauna marina.


Es imposible escapar de las redes que cada vez son más finas. Los peces más pequeños son capturados sin que hayan siquiera tenido tiempo de reproducirse. En el mundo, la cantidad de pescado que se captura va por tato en aumento. Algún día, no quedarán bastantes peces para comer, ni para los animales marinos, ni para los hombres.

 Las redes de arrastre provocan hecatombes. Están sujetas por abajo por unos pesos y por arriba por unas boyas. Algunas llegan a tener más de 100 kilómetros de largo. Los mamíferos marinos que no llegan a localizarlas caen en la trampa. Cada noche en los mares del mundo, 40.000 kilómetros de redes de arrastre son lanzadas al agua. Si se pusieran todas en fila, estas redes rodearían la tierra. Las Naciones Unidas han prohibido este tipo de redes, pero esta prohibición difícilmente es respetada.


 En ciertos países, los pescadores para llegar hasta los atunes siguen a los delfines para que les lleven hacia ellos. Y juntos delfines y atunes se dejan atrapar por la red, lo cual ha causado ya la muerte de millones de delfines. La de los langostinos  es la pesca en la que se cometen más excesos: de cada 100 kilogramos de peces y crustáceos pescados, sólo 10 kilogramos de langostinos serán apartados. Millones de peces muertos son así rechazados. 


¡HOLA!  
Bienvenidos a mi blog. Soy alumno de 1.de bachillerato y he creado este blog como proyecto para la asignatura de lengua castellana. Aquí os hablare sobre las catástrofes y la contaminación en el mar, ya que me parece un tema muy importante que hay que intentar solucionar. Aparte os pondré junto a fotos alucinantes, diversos problemas que están ocurriendo hoy en día en nuestro planeta.
¿Os gustaría conocer como nosotros mismos estamos destruyendo los mares? Para ello solo tenéis que visitar este blog. ANIMAOS !!!

Un saludo.